Blanqueamiento dental
A menudo cuando algún paciente nota algo que no le agrada en la estética de sus dientes, lo primero en lo que se fija es en el color.
Con el paso del tiempo, por el efecto de algunos alimentos, café, tabaco… y por el simple envejecimiento de los tejidos del diente, podemos comprobar cómo nuestros dientes se van viendo cada vez más oscuros.
Es habitual que los niños y personas muy jóvenes tengan los dientes de un color muy blanco. Es por eso que los dientes muy blancos se asocian a la buena salud y a la juventud. ¡Es normal que todos queramos tener los dientes más blancos! ¿Quién no querría ser… un poquito más joven y saludable?
Por suerte, en muchos casos el blanqueamiento dental nos permite de una manera muy sencilla y poco invasiva mejorar la estética de nuestra sonrisa.
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Principios y técnicas
Los principios en los que se basa el blanqueamiento dental son bastante sencillos. Llamamos pigmentos a los componentes químicos que dan color a los materiales.
Los dientes tienen pigmentos naturales y artificiales, algunos de ellos son internos del propio diente (intrínsecos) y otros provienen del exterior (extrínsecos) por culpa de determinados tipos de alimentos, bebidas, tabaco…
Todos conocemos la capacidad del oxígeno para alterar los pigmentos. Es el mismo efecto del agua oxigenada para eliminar manchas en la ropa o blanquear el cabello.
Lo que hacemos en un blanqueamiento dental es aplicar oxígeno sobre los tejidos del diente para destruir los pigmentos y de esa manera conseguir un diente más blanco.
Tenemos dos posibles vías para hacerlo: blanqueamiento externo y blanqueamiento interno.
Blanqueamiento dental externo
En blanqueamiento dental externo es el más habitual. Para ello utilizamos la aplicación de distintos peróxidos en forma de geles que nos permiten, de una forma muy controlada, llevar una alta concentración de oxígeno a la superficie del diente. Normalmente se utilizan distintas concentraciones o bien de Peróxido de Hidrógeno o bien de Peróxido de Carbamida.
A su vez el blanqueamiento externo se puede realizar de dos maneras:
-En la clínica dental, usando geles con concentraciones relativamente altas de más de un 25% de peróxido. Se hace una aplicación que dura alrededor de 45 minutos o 1 hora y se consiguen resultados notables, perfectamente apreciables en una sola sesión.
Para proteger los tejidos de alrededor de los dientes se coloca antes otro gel protector sobre la encía. Posteriormente, mientras el peróxido está sobre la superficie de los dientes, se aplica una luz, que puede ser de LED o Láser para la activación del producto.
-De manera ambulatoria, en casa, mediante el uso de unas férulas hechas a medida para el paciente y usando un gel de concentración muy baja durante varias horas al día por periodos de varias semanas.
En muchas ocasiones se hace una combinación de ambos métodos para conseguir los mejores resultados.
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Blanqueamiento dental interno
El blanqueamiento interno solamente se puede realizar en los dientes que previamente han sido endodonciados. Es lo que en términos coloquiales se conoce como “sacarle el nervio al diente”. Esto quiere decir que al diente, por la causa que sea, se le ha tenido que limpiar sus conductos interiores, pulpa dental y se ha rellenado mediante un cemento y materiales termoplásticos.
Para realizar el blanqueamiento interno, normalmente se deposita una pequeña cantidad de peróxido de hidrógeno o Perborato sódico (otro agente oxidante) en el interior del diente. El producto oxidante se deja actuar en el interior del diente por tiempo aproximado de una semana para posteriormente renovarlo si quisiésemos seguir blanqueando el diente. Se puede renovar tantas veces como deseemos mientras veamos que el diente sigue blanqueando.
Con el blanqueamiento interno, además de que no se puede hacer en los dientes no endodonciados, tenemos que tener más precauciones porque es un tratamiento más agresivo que el blanqueamiento externo. Si las personas que lo realizan tiene la formación y la experiencia adecuadas, es igualmente un tratamiento muy seguro.
Principios y técnicas
Una de las preguntas más habituales con respecto al blanqueamiento dental es si se trata de un procedimiento seguro . La respuesta corta es que sí lo es, si se hace bajo el control de profesionales especializados y correctamente formados.
En los blanqueamientos externos con peróxidos el efecto secundario más habitual es un aumento temporal de la sensibilidad de los dientes. Esto quiere decir por ejemplo que podemos notar más los cambios de temperatura, o bien los alimentos y bebidas de temperaturas extremas tanto fríos como calientes. Normalmente este efecto se pasa a los pocos días.
En el caso del blanqueamiento interno existen otros riesgos. La zona que queremos blanquear es la parte visible del diente (la corona), pero el producto oxidante no debe llegar a tener contacto con la zona interior de la raíz del diente. Para ello en el fondo de la cavidad del diente se debe crear un perfecto sellado, con lo que evitaremos que la raíz se vea afectada por el producto oxidante.
La gran pregunta: ¿Funciona?
Pues sí, funciona y muy bien. Se pueden conseguir excelentes resultados, pero el caso debe ser el adecuado y hay que ser conscientes de las limitaciones. Solamente actuamos sobre el color de los dientes, no mejoramos la forma, ni los defectos anatómicos, grietas, desgastes, cambios de posición…
En el caso de que queramos modificar más cosas en los dientes para mejorar su estética, además del color, el tratamiento más habitual suelen ser las carillas dentales.
Lo mejor es ver algunos ejemplos reales de blanqueamientos realizados en nuestra clínica.